¿Que dice la ciencia sobre la pérdida de peso?
La pérdida de peso es un tema de interés mundial, especialmente en una era donde la obesidad y sus consecuencias para la salud están en aumento. Sin embargo, abordar la pérdida de peso de manera efectiva y segura requiere comprender los complejos mecanismos bioquímicos y fisiológicos detrás de este proceso. En este sentido, la ciencia de la pérdida de peso ha evolucionado para proporcionar una comprensión más profunda de cómo el cuerpo humano maneja la energía y los nutrientes, y cómo podemos utilizar este conocimiento para perder peso de manera saludable y sostenible.
Al hablar de pérdida de peso, es importante remarcar que lo relevante es reducir la grasa corporal en lugar de simplemente perder peso en general. La grasa corporal en exceso no solo afecta la apariencia física, sino que también está asociada con una serie de problemas de salud, incluidas enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Por lo tanto, perder grasa de manera efectiva es un objetivo fundamental para muchas personas que buscan mejorar su salud y bienestar general.
Cuando se implanta una dieta hipocalórica, el objetivo principal es crear un balance energético negativo, lo que significa que el cuerpo quema más calorías de las que consume.
La restricción calórica desencadena una serie de mecanismos de control de equilibrio energético en el cuerpo. Uno de estos mecanismos es la utilización de las reservas energéticas del organismo, que incluyen grasas, proteínas y glucógeno. Durante el ayuno o las dietas de bajo valor calórico, el cuerpo consume estas reservas para obtener energía. La principal fuente de energía en este proceso es la grasa, que se descompone en ácidos grasos y glicerol para ser utilizada como combustible.
El proceso de pérdida de peso se puede dividir en varias fases distintas, dependiendo de la disponibilidad de glucosa y otros sustratos energéticos.
En la primera fase, el cuerpo utiliza la glucosa circulante y las reservas de glucógeno para obtener energía.
En la segunda fase, cuando los niveles de glucosa circulante son bajos, se activan hormonas lipolíticas que promueven la movilización de las reservas de grasa. Estas hormonas también estimulan la gluconeogénesis y la cetogénesis, procesos que ayudan a proporcionar glucosa a los tejidos que la necesitan (cardiaco y cerebral).
Las dietas hipocalóricas suelen promover un estado de cetosis, en el cual el cuerpo quema grasa de manera eficiente para obtener energía. Sin embargo, es importante destacar que las dietas equilibradas pueden inducir un estado moderado de cetosis, mientras que las dietas muy bajas en carbohidratos pueden generar estados de cetosis más pronunciados que conllevan riesgos para la salud.
Además de la movilización de las reservas energéticas, otro mecanismo importante en la pérdida de peso es la reducción de la tasa metabólica basal. El cuerpo ajusta su gasto energético para compensar el déficit calórico, lo que puede resultar en una disminución del calor producido por la digestión y una reducción en la cantidad de calorías quemadas durante la actividad física. También puede haber una reducción en el recambio proteico y una disminución en la conversión de glucosa a grasas.
Este proceso de adaptación del cuerpo al déficit energético es progresivo y puede llevar a una reducción significativa en el gasto energético total. En algunos casos, esto puede resultar en una pérdida de peso estancada o incluso en un aumento de peso cuando se aumenta el aporte calórico. Este fenómeno, conocido como efecto yo-yo o efecto rebote, es común en personas que siguen dietas restrictivas a largo plazo.
El efecto secundario y el ciclo de las dietas hipocalóricas pueden tener consecuencias negativas para la salud, incluida la obesidad a largo plazo. Por lo tanto, es importante abordar la pérdida de peso de manera gradual y buscar orientación de un nutricionista . Los nutricionistas están capacitados para diseñar planes de alimentación personalizados que promuevan la pérdida de peso de forma saludable y sostenible, teniendo en cuenta la evidencia científica en nutrición y la bioquímica y fisiología del cuerpo humano. Al trabajar con un nutricionista, las personas pueden perder peso de manera efectiva y reducir los riesgos para la salud asociados con las dietas milagro y la pérdida de peso rápida.